Como
influye en la salud mental, las emociones generadas por determinadas
situaciones externas que no son dependientes del individuo; y cuáles son los
factores de riesgo para desarrollar una patología mental:
Esta semana en la rotación se presentó
un paciente que luego de un accidente de tránsito, sufrió un trastorno de
estrés agudo. Este trastorno consiste en
síntomas que normalmente inician en la primera hora luego del shock
emocional, y puede haber desrealización, amnesia disociativa, estar aturdido,
respuestas exageradas de sobresalto, inquietud motora, mala concentración, problemas para
conciliar el sueño, síntomas de desesperanza, conductas de evitación de lugares
personas o actividades que recuerden el acontecimiento traumático, que
muchos de estos eran los síntomas que presentaba nuestro paciente.
Lo
más interesante de este tema es que se pensaría que este trastorno se podría
desencadenar por una situación muy
fuerte como la muerte de un familiar, una catástrofe natural, un accidente de tráfico o situaciones demasiado
impactantes; pero se han encontrado casos en donde se dan estos síntomas por
una ruptura amorosa, la pérdida de empleo, la separación de un ser querido por
algún viaje y diferentes situaciones donde aparentemente la mayoría de las
personas tendrían la capacidad de afrontarlas sin ningún problema. Aquí es
donde nos preguntamos qué hace la diferencia entre una persona u otra, en que
al sucederle una situación similar no reaccione de la misma manera? Ahí es
donde entran a jugar los factores de riesgo como lo son el estrés crónico,
estar a cargo de muchas personas, tener deudas, no realizar actividad
física, no aprender técnicas de manejo
del estrés. Además también influye la personalidad de cada individuo, la manera
en como esta persona afronta el estrés, si ya ha estado en situaciones
parecidas, si tiene o no apoyo familiar o de amigos, el nivel de educación, nivel socioeconómico
entre otros.
Un
ejemplo es la tensión que genera quedarse sin empleo, una madre soltera con una situación
económica precaria, con deudas y 3 hijos; donde la angustia
que le genera la noticia puede llegar a ser tan impactante que puede generar el
trastorno de estrés agudo afectando su salud mental y predisponiéndola a otras
patologías mentales a futuro. Por tal motivo este tema es muy interesante y una
interacción adecuada con los pacientes en donde se detecten factores de riesgos
que podrían desencadenar alguna enfermedad mental ayudaría a disminuir el
impacto que estas generan.
Por definición este trastorno se caracteriza por la aparición
de un conjunto de síntomas de ansiedad
que tienen lugar después de la exposición a un acontecimiento altamente
traumático. Estas alteraciones duran más de dos días, hasta un máximo de cuatro
semanas y aparecen el primer mes, desde que se presenta el evento traumático.
El acontecimiento traumático, suele ser reexperimentado en forma de imágenes, sueños, pensamientos etc. con
la sensación subjetiva de estar reviviéndolos de nuevo y con un intenso
malestar al exponerse a situaciones que puedan recordar al suceso. Según el DMS
IV los criterios diagnósticos son:
A. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que
han existido 1 y 2:
1. la
persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más)
acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física
o la de los demás
2. La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror
intensos
B. Durante o
después del acontecimiento traumático, el individuo presenta tres (o más) de
los siguientes síntomas disociativos:
1. sensación
subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad emocional
2. Reducción del conocimiento de su entorno (p. ej., estar aturdido)
3. desrealización
4. Despersonalización
5. Amnesia disociativa (p. ej., incapacidad para recordar un aspecto
importante del trauma)
C. El
acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente en al menos una
de estas formas: imágenes, pensamientos, sueños, ilusiones, episodios de
flashback recurrentes o sensación de estar reviviendo la experiencia, y
malestar al exponerse a objetos o situaciones que recuerdan el acontecimiento
traumático.
D. Evitación
acusada de estímulos que recuerdan el trauma (p. ej., pensamientos,
sentimientos, conversaciones, actividades, lugares, personas).
E. Síntomas
acusados de ansiedad o aumento de la activación (arousal) (p. ej., dificultades
para dormir, irritabilidad, mala concentración, hipervigilancia, respuestas
exageradas de sobresalto, inquietud motora).
F. Estas
alteraciones provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo, o
interfieren de forma notable con su capacidad para llevar a cabo tareas
indispensables, por ejemplo, obtener la ayuda o los recursos humanos necesarios
explicando el acontecimiento traumático a los miembros de su familia.
G. Estas
alteraciones duran un mínimo de 2 días y un máximo de 4 semanas, y aparecen en
el primer mes que sigue al acontecimiento traumático.
H. Estas
alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia
(p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica, no se explican mejor por
la presencia de un trastorno psicótico breve.